Hay canciones que nos hacen la vida, con las que bailamos, amamos, lloramos, gritamos, canciones que son el soundtrack de nuestra historia.
Siempre percibí el amor como una especie de energía, parte de una esencia -divina- que rige la vida. Madonna en está canción transmite esa esencia sagrada, su fuerza y también su humanidad (vulnerabilidad) con todo lo que ello implica. Esta melodía llega a lo más profundo de mi ser, a pesar de que la conocía desde hace tiempo, no fue sino hasta una mañana hace algunos años que al escucharla de nuevo me conmovió y desde entonces es así: una mezcla de emociones que van de la alegría al enamoramiento y el deseo de vivir hasta el último instante así. Un éxtasis.
Parte de este efecto en mi se debe a lo que creo que es el amor, pues para mí no se reduce a sentimientos o emociones, sino es una fuerza que se expresa en cada ser vivo, en nuestros sentidos, en nuestras acciones. Su presencia en nuestra vida es creación, su ausencia la perdida de todo sentido. Like a prayer es un recordatorio de que el amor es espiritual y sensual.
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