He ganado un poco de tiempo, tal vez sea definitivo, tal vez solo sea un poco menos, de cualquier forma eso me hizo feliz, fue como nacer de nuevo. Ahora observo lo que he hecho últimamente para sobrellevar esta incertidumbre: abrace otra utopía. Algo que siempre hago para evadir la realidad y mi propio vacío. La herida sigue ahí, está es mi labor ahora, sanarla. Aún cuando no se cómo, ni sé si esto es crónico. A veces pienso que es otra de esas crisis de la edad o de ciclos que terminan. A veces solo dejo que los días pasen y hago lo cotidiano. Observar los pequeños detalles que hacen la diferencia. Una mariposa posando en una flor, el agua que fluye en el río. El café que disfruto en mañanas silenciosas, con el reflejo del sol atravesando las cortinas. La música que me llena de vida.
Necesito este pacto. Un pacto conmigo misma para aprender a crear mi realidad, no imposibles. Buscar el arte que me salva, esa pasión por aprender algo nuevo y crear cosas con mis manos. La pasión por inspirar a otras personas. Un pacto para amarme, como nadie lo hizo antes, como puedo hacerlo ahora.
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