En sus paredes olvidadas parte de ti, tus ríos, el fantasma
del niño que fuiste, que aun eres en los espacios cerrados, ajenos al mundo
pero llenos de ti. Somos dos silencios convergiendo en alguna calle. ¿Qué
calles son desconocidas para ti? ¿Alguna sin el recuerdo de tu paso? ¿Una sola
donde no descubra tu ausencia? Coincidimos en distintos tiempos, yo llegué y tú
habías estado. Fuimos esas líneas que se cruzan y siguen en su trayecto. Hoy
seguimos siendo líneas con encuentros fortuitos, de miradas unidas por breves
instantes. Después, después la lejanía silenciosa en calles antiguas de
ciudades distintas. Una casa tiene tu nombre en las paredes roídas, yo la
observo y siento que te extraño desde hace mucho tiempo.
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