(He llegado al punto en que no sigo más que lo que la inspiración me indica.)
La alegría y la tristeza,
Los árboles y una plancha de concreto,
Lo silvestre y lo civilizado.
Esa transición entre orilla y mar.
El horizonte entre el cielo y el agua cuando la tarde llega a su fin,
O aquel de las montañas zigzagueando un cielo completamente azul.
La belleza existe justamente por esas diferencias. Por eso no concibo ese afán de algunas personas por querer que la vida sea de una sola manera, forma o color.
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