A pesar del tiempo aún recuerdo su rostro sonriente mientras bailaba, esos instantes en qué la felicidad es parte de nuestro presente. Esos instantes en que su tristeza desaparecía y era libre.
Si tengo está locura instalada de ser mi propia dueña es gracias a ella, siempre admiré su capacidad para crear cosas, de emprender y además administrar sus negocios de forma eficiente. Fue una mujer trabajadora hasta que sus males no la dejaron continuar.
Algunos la juzgaron de mala, pocos conocimos a la mujer amorosa y entregada que lo hacía todo por sus seres amados. También fue la primera persona en mostrarme esos claroscuros del alma.
Trigo verde, trigo verde ¿Dónde está la que yo amaba?
Antes de irse reconoció en mi esa misma mirada que lleno sus días de silencios y nostalgias, su sentencia aún me saca la sonrisa. Ella supo lo que yo en aquel entonces aun no me atrevía a nombrar.
Si amo las cumbias es por ella, fue la música que nos acompañó esos años en que sus cuidados hicieron la diferencia en mi soledad, espero que la próxima vez que nos crucemos pueda devolverle un poquito del amor que ella nos entregó, aunque quizás ella ahora sabe que así tenía que ser...como todo en esta vida.
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