Qué hermoso encontrar textos que te inspiren...
(Alejandro Dolina y una reflexión para cualquier presente)
“La locura del enamorado que quiere volver, al hombre o a la mujer, que lo ha abandonado, y llora, quiere encontrarla de nuevo (...) y a lo mejor la búsqueda tiene que estar en otro lado”, dice Dolina en una reflexión sobre el amor en el sentido más amplio y no como cápsula individual.
Muchas veces algo se termina, y creemos que ahí el amor tiene punto final, y la realidad es otra. Facundo Cabral dijo alguna vez: “El amor nunca se muere, solo cambia de lugar”. Las relaciones humanas mutan de la misma manera que nuestra propia evolución, el paso del tiempo, los sentimientos, causas y proyecciones, y el amor siempre está ahí, en movimiento pero sin perderse de vista. Porque nunca termina, incluso se encuentra en la mayoría de los casos sin búsqueda concreta. Y al tiempo lo volvemos a sentir, de destinos y decisiones, de compresiones que en el presente cuestan y duelen. Si una relación se rompe, por el motivo que sea, jamás el amor puede desaparecer. Está ahí, guardado, en la espera, en la mirada sin ver, apuntado hacia otros lugares, en el abrazo de nostalgia, o en un futuro que todavía no conocemos pero puede llegar.
Esa magia del amor, tantas veces repetida pero que no pierde profundidad, sigue su camino, aunque en los momentos más tristes no lo podamos ver. Esa “locura” que dice Dolina, nos hace creer que ya nada será igual, que todo sigue ahí en donde algo se quebró sin retorno, y nos quedamos congelados y estaqueados. El encuentro del amor con uno mismo puede estar en otro lado, a la vuelta de la esquina, en el tiempo que sigue su paso, incluso en mirarnos para adentro y comprender que los sentimientos nunca mueren, en todo caso, cambian de lugar. Más allá de la definición de cada sentir, hay una premisa que nos puede acompañar: Hay quienes dicen que todos los días, muchas veces sin prestar atención, nos volvemos a enamorar.
Artículo de Fb.RevistaSudestada
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