Escribir el instante para hacerlo eterno, para asir el tiempo y sostenerlo en la mirada más de una vez.
Soñar el instante para crearlo con la voz,
Como en ese primer día cuando todo dejo de ser tinieblas.
Vivir el instante
como se vive el deseo,
siempre al borde del precipicio, dispuesta a sucumbir ante su fuerza.
Ser el instante,
etéreo, como un paisaje que nace de la nada y desaparece en el horizonte al surgir la noche.
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