"No
sé quién inventó los tacones altos, pero todas las mujeres le
debemos mucho."
Marilyn
Monroe
Hace poco un par de situaciones
tragicómicas me hicieron recordar esa escena de Quién mato a
Roger Rabbit (1988), donde Jessica Rabbit canta de manera
sensual, Why Don´t you do Right. Según recuerdo, la escena inicia
con su voz de fondo y en un movimiento lento deja entrever, tras el
telón, su pierna izquierda y sus pantorrillas ataviadas con unos
preciosos tacones rojos.
De esa película me gustó la
combinación de personajes reales y animados, de los cuales Jessica
Rabbit destaca por su caracterización de femme fatale con
un cuerpo
exuberante. Se dice que su personaje fue creado a partir de las
características principales, de tres actrices famosas de la época
de oro del cine estadounidense: Verónica Lake, Lauren Bacall y el
símbolo sexual de los 40´s Rita Hayworth.
¿Y porqué recordé a Jessica
Rabbit? En realidad fue esa escena con sus tacones rojos y su
relación con algunas situaciones tragicómicas donde el papel
principal lo protagonizaron mis tacones. Y es que,
los tacones para fortuna o desgracia, forman parte de nuestra
vida. Son objetos que poseen una fuerte carga erótica, estilizan la
figura y nos hacen ver “bellas y elegantes”. Además ¿A qué
hombre no le gusta ver a una mujer con tacones? Y la pregunta del
millón ¿A qué mujer no le gusta sentirse admirada? El asunto con
los tacones, es que gracias a ellos nuestro andar se acentúa,
semejando el movimiento de un péndulo,
lo cual tiene un efecto visual hipnótico. Si además le
asociamos que los tacones “alargan las piernas, resaltan los
glúteos y el busto; dando un toque estético, elegante y femenino”.
El resultado es una mujer-imán, una mujer que irradia seguridad y
sensualidad.
En estos términos, Jessica Rabbit es la
representación de la mujer sensual que todas llevamos por dentro (o
queremos llevar). Y los tacones son ese objeto de deseo de hombres y
mujeres. Más que un objeto banal, los tacones son en realidad un
símbolo del poder sexual de la mujer.
Sin embargo no todo es así de
bello y elegante; la otra cara de usar tacones, la muestra Rosario
Castellanos en su libro Mujer que sabe latín (1972):
… “La mujer bella se extiende
en un sofá, exhibiendo uno de los atributos de su belleza, los
pequeños pies, a la admiración masculina, exponiéndolos a su
deseo. Están calzados por un zapato que algún fulminante dictador
de la moda ha decretado como expresión de la elegancia y que posee
todas las características con las que se define un instrumento de
tortura…”
Mucho se ha escrito sobre el efecto negativo de usar tacones en la salud de la mujer y el costo que conlleva. A pesar de ello, esa sensación de poder que otorga el saberse sensual y femenina suele ser más fuerte. Quizá es por esa misma razón que Marilyn Monroe acostumbraba visitar a un zapatero para que cortara un centímetro de uno de sus tacones y así, lograba obtener un movimiento más acentuado de sus caderas. Marilyn disfrutaba usar tacones y representar la imagen de mujer sensual, al grado de ser esclava de esa misma imagen y que, irónicamente, aun después de su muerte sigue viva.
Pero ¿Qué pasa cuando usar
tacones deja de ser un acto sensual y se convierte en un episodio del
programa de comedia de las tardes o en la pesadilla en la calle del
infierno? La mayoría de las
mujeres tenemos en nuestro historial anécdotas
relacionadas con los tacones, en lo personal no soy la excepción.
Además, también he hecho todo lo posible por sacar la
Jessica Rabbit en mí. Sin embargo, andar en tacones no es
precisamente mi estilo, así que he sido protagonista no de escenas
sensuales, sino de escenas dolorosas y cómicas.
Una de ellas ocurrió una mañana
soleada, bastante aburrida. Traía mis tacones favoritos, con la
altura justa para mi comodidad. Regresaba de la tienda y me dirigía
a la oficina, de pronto vi aparecer a lo lejos un tipo guapo.
Decidida a hacerle la competencia al pavo real más osado, empecé a
contonear las caderas delicadamente y con cierto disimulo. Estaba
concentrada en no perder el movimiento sensual de mis caderas, cuando
se me va de lado el pie y escucho un ¡crack! cerré los ojos y me
preparé mentalmente para continuar mi camino arrastrando el pie,
disimulando lo del tacón, pero fue una labor bastante difícil así
que opté por arrancar el tacón y seguir al estilo sube y baja el
resto del camino. Eso si, esbozando la mejor de mis sonrisas.
Definitivamente querer ser
Jessica Rabbit y tener
diferentes actividades cotidianas, es siempre un reto. No es nada
fácil correr bajo la lluvia, con dos bolsas encima y un par de
zapatillas mojadas. Y en más de una ocasión he bajado del auto
rumbo a la puerta de mi casa, con los tacones en la mano. Entonces es
cuando me pregunto ¿Cómo se vería Jessica Rabbit sin tacones? O
mejor aún ¿Es Jessica Rabbit esa femme fatale que aparenta? Quien
ha visto la película sabe que tras esa mujer aparentemente frívola,
existe una mujer sensible a su entorno, amorosa y delicada. Que se
ríe como enana de los chistes de Roger Rabbit.
No soy de las que dicen no a los tacones, aunque tampoco me apuntaría a una carrera de lucha contra el cáncer en tacones, aun cuando se trate de 50 metros. Más bien hice una especie de tregua con ellos: pueden ser ese obscuro objeto del deseo, solo si no superan los diez centímetros de altura.
Pues aqui en la oficina existen chicas que verdad hacen malabares con sus tacones altos. Pero creo que deben cuidar de todos modos los riñones eh.
ResponderEliminarFeliz finde.
Si, la verdad que si. Mi lema ahora será "Antes viva y sencilla". Abrazos.
EliminarMe agrada esa escena, Jessica en verdad es como dices una figura iconica de sensualidad, aun y con la exageracion propia de la animacion. En ese mismo estilo me gusta el personaje de la rubia Holly, de la pelicula "Cool World".
ResponderEliminarDe los tacones, si tienen los atributos de llamar la atencion y otorgar elegancia, pero el bienestar fisico debe ser primero. Y las mujeres pueden poner enfasis en otras cosas que les permitan verse bien sin necesidad de lastimarse los pies.
¿Verdad que si? Gracias por tu visita. Saludos.
EliminarEl otro día decía alguien en twitter: en los "colegios para Señoritas" deberían enseñar cómo correr con tacones en una calle empedrada... Eso sí sería una gran y muy útil enseñanza. Je
ResponderEliminarjajaja y mojadas además...
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