No
todos los días se conocen hombres sabios, de piel curtida por el sol con mirada
de niño. Cuando sucede, confirmamos lo poco que sabemos de la vida y apenas
hemos iniciado el camino. Así me sucedió el sábado pasado. Realizamos una
visita a Becal, para conocer el proyecto de Cesia. Al llegar a Becal, ella, su esposo y su suegro
nos estaban esperando para realizar una caminata en el Chan campito, entre la
vegetación que va recuperando su espacio y vestigios de una historia que
sobrevive a través del tiempo.
De
regreso Don Gonzalo nos tenía preparado un delicioso almuerzo: cochinita pibil,
en seguida nos acomodamos en la mesa y cogimos las tortillas para preparamos
unos tacos, rato después mientras reposábamos la comida, Don Gonzalo nos recitó
uno de sus poemas. Me enamoré de su entusiasmo, de su sed genuina de
conocimiento. El, hombre de campo, cocinero, poeta, lector ávido; tiene esa
mirada efusiva cuando habla de las cosas que le gustan, como si estuviese
observando todo por primera vez. También sentí vergüenza de tener flojera al
levantarme hoy a las 5:30 am, cuando él se levantó desde mucho antes de las
4:00 am para enterrar la cochinita.
Ese
sábado fue un encuentro inspirador, el proyecto de nuestra anfitriona, su labor
en pro de la conservación de las tierras de su ejido, de sus tradiciones y de
sus creencias. Ese día me encontré con el rostro de la pasión, de las ganas de
aportar algo a la vida sin más interés que el del deleite de haberlo logrado.
Vi esa chispa peligrosamente contagiosa.
No
vi la lucha diaria que tal vez Don Gonzalo lleva con sus propios demonios y que
insinúa en algunas de sus poesías. Ni los momentos de desánimo de Cesia cuando
algo sale mal durante su labor altruista. Vi la mañana en el rostro de aquellas
personas, en los senderos de una selva que quiere sobrevivir, arboles con sus
nombres en maya y letreros de reserva ecología, planos de lo que falta por lograr
en esas tierras ejidales, sueños por cumplir. Eso me inspira ahora, al final de
este día que ha sido difícil. Un día que, cual olla de presión, deje que salga
todo de golpe y me sentí desanimada. Un día de esos en los uno se suele
preguntar ¿qué es lo que estoy haciendo mal? Entonces recuerdo a Don Gonzalo,
llegar a 80 años y tener esa energía no significa que no tuvo días como el de
hoy.
Ese tipo de imágenes... como la de tu Don Gonzalo... me han cambiado la vida significativamente.
ResponderEliminarHe conocido algunas personas así, he visto algunos paisajes así. Quiero un espejo así.
Ahí voy.
Todos, efectivamene tenemos días como éste... pero también los hay de los otros.
(Sonrisa)
Eso es lo que logra el que tengas una pasión en tu vida, como la de Don Gonzalo, él tiene una gran pasión un sueño por el que a trabajado no se desde cuando, pero es el k le permite despertarse día a día con nuevos bríos, ganas de vivir. Eso es lo que necesitamos con urgencia tener pasión por algo... ya sea nuestro trabajo, una afición , un deporte,luchar por cumplir algún sueño... ummm sobrina te entiendo perfecto... tal vez tiene algo que ver nuestra casa astral jejejeje
ResponderEliminarMau,ja, soné a gato, (pero es Miau) muchas gracias...ya rescatando pasiones vamos. Te devuelvo la sonrisa...
ResponderEliminarTíaaa nuestra carta astral puede ser bendición muchas veces...Besos