ESTA vez dejadme
ser feliz,
nada ha pasado a nadie,
no estoy en parte alguna,
sucede solamente
que soy feliz
por los cuatro costados
del corazón, andando,
durmiendo o escribiendo.
Qué voy a hacerle, soy
feliz.
Soy más innumerable
que el pasto
en las praderas,
siento la piel como un árbol rugoso
y el agua abajo,
los pájaros arriba,
el mar como un anillo
en mi cintura,
hecha de pan y piedra la tierra
el aire canta como una guitarra.
Tú a mi lado en la arena
eres arena,
tú cantas y eres canto,
el mundo
es hoy mi alma,
canto y arena,
el mundo
es hoy tu boca,
dejadme
en tu boca y en la arena
ser feliz,
ser feliz porque si, porque respiro
y porque tú respiras,
ser feliz porque toco
tu rodilla
y es como si tocara
la piel azul del cielo
y su frescura.
Hoy dejadme
a mí solo
ser feliz,
con todos o sin todos,
ser feliz
con el pasto
y la arena,
ser feliz
con el aire y la tierra,
ser feliz,
contigo, con tu boca,
ser feliz.
Qué difícil es, para quien la mira desde fuera, la felicidad ajena. Dicen. En twitter hay una chica muy popular (Merlina Acevedo), tuitstar que le llaman; es poeta y palindromista (razón por la que no la sigo: no me gustan los palíndormos en general y menos los que pululan en twitte) y el otro día le retuitearon un tuit suyo que me encantó:
ResponderEliminar«A todo se acostumbra uno, menos a la ser feliz».
Creo que resume bien nuestra extraña razón con la felicidad y hasta con el hecho de sentirnos culpables por serlo.
Saludos