….Me gustaría ser extraña en un país, para así justificar esta nostalgia, decir que extraño las calles tristes y solitarias de los domingos de madrugada por el centro histórico, del olor de la brisa de mayo, de la humedad de julio o agosto. De los rostros raídos por el sol del trópico. Así en otra ciudad, miraría el horizonte y pensaría en los kilómetros de distancia, en las horas de diferencia. Caminaría por esas calles desconocidas buscando, tratando de hallar un rostro familiar. Y su acento o su idioma sería la evidencia de mi estancia extranjera, entonces la nostalgia tendría razón de ser.
Gracias por tu vista a mi espacio, ya tuyo, y por la delicada melancolía de esta prosa poética con olor a mar.
ResponderEliminarSaludos...
Gracias a ti
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