El paisaje se construye desde adentro.

Aline Petterson

jueves, 7 de octubre de 2010

Después del paso de un huracán, es inevitable el cambio en las costas


Lamento no poder retroceder las heridas.

Están ahí como persistentes recuerdos del paso de las tormentas. Su presencia es tan evidente, que en algún momento terminaran por consumir todas las brasas.

Y la lucha continúa. Preciso del exorcismo y de la quietud de las aguas.

Pero el agua corre. Siempre corre.

Vi el reflejo de las nubes en una playa conocida. Era de mañana, muy temprano, el sol no caía por completo sobre la ciudad. De todos modos, en octubre el sol solo atina cubrir ciertos espacios. Y los demonios son habitantes de los recovecos.

Lamento no poder retroceder las caricias.

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